Murali Murthy y Shalu Kapur viven (y aportan generosamente) en Canadá, pero sus actos de magnanimidad se extienden hasta India, el país de origen de los dos.

Tras la devastación de varias zonas de India por un tsunami el 26 de diciembre de 2004, muchos niños quedaron huérfanos y sin techo. Murali y Shalu se enteraron de que la gente local estaba cuidando a esos huérfanos en una sola casa. Los jubilados se ofrecieron para cuidar a los niños. Los residentes de la localidad contribuyeron con efectivo. Murali y Shalu también enviaron dinero. Pero querían hacer más.

En 2016, un tempo local de Wayanad donó su terreno para un orfanato. Ahí comenzó el sueño de Murali y Shalu de construir un orfanato para los niños. Cada año, de 2016 a 2019, Murali y Shalu visitaban India en enero, pero la mayor parte del tiempo, daban apoyo financiero y supervisaban operaciones desde Canadá.

Los niños pueden vivir en el orfanato hasta que se gradúan de la escuela. Su nombre, Sri Guruji Balaashramam, tiene un significado especial. Sri es un título de respeto; Guruji es un tributo a un gurú, mentor o asesor; mientras que Balaashramam transmite la idea de niños y hogar. Murali lo resume como “un orfanato con mentoría para los niños".

“Todo puede suceder” —expresa Murali. Tanto personal como profesionalmente, él está dedicado a provocar que las cosas sucedan. Y hay una buena razón para ello. Él cree firmemente en dejar un legado, especialmente porque se accidentó en un vehículo motorizado en 2008 y se pasó un año en la unidad de cuidados intensivos. Cree firmemente que, “Dios me mantuvo vivo por alguna razón”.

Murali y Shalu reconocen su propósito —corresponderle a la comunidad tanto profesional como personalmente— y lo hacen con su mente y corazón. Juntos, y con el amor y apoyo de familiares y amigos, con la inspiración y la integridad de sus colegas IBO, Murali y Shalu superaron un período muy difícil de su vida.  

Murali y Shalu concuerdan en que su esperanza y su fe los sostuvieron durante esta etapa oscura y los impulsaron a la acción con respecto a sus sueños humanitarios. “Esto es apenas el comienzo. Hay más que podemos hacer para empoderar a otros para que puedan construir una vida mejor. Nuestro negocio Amway nos ha dado mucho, incluso la pasión por corresponder. Esperamos construir otro orfanato o una escuela en India. Lo que sea que hagamos, nuestro deseo es que tenga un impacto positivo y perdurable".